A pesar de que en estado adulto la típula tiene una morfología que recuerda a los mosquitos, éstos no pican y son completamente inofensivos para las personas. Es en su etapa de larva cuando pueden producir importantes daños en cultivos y, especialmente, en césped. Las larvas miden hasta 4 cm, tienen forma cilíndrica, sin patas, poseen un color gris amarronado y son especialmente duras.

Al inicio de su desarrollo, las larvas empiezan alimentándose de materia orgánica, para seguir a continuación con el cultivo. Roen el cuello de las plántulas, se alimentan de semillas germinadas y de las raíces. Durante el día viven enterradas y solo de noche suben a la superficie, cuando también pueden alimentarse de hojas tiernas próximas al suelo. Los síntomas se muestran en las hojas de las plantas, que toman un color amarillento.